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Triatlón al alcance de todos

Publicada el 14 agosto 2006 (hace hace más de 17 años)

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Con mucha frecuencia, aunque por suerte, cada vez menos, se asocia al triatlón el misticismo con el que nació, el de una competición solo apta para superhombres, para el deportista completo, el "Ironman", el hombre de hierro que alcanza el reto que no está al alcance de la mayoría.

En sus inicios (al menos los más referidos), allá por 1984, una decena escasa de, por aquel entonces, considerados locos, realizaban una competición que reunía las tres pruebas más duras del archipiélago hawaiano, 3800 metros de natación, 180 Km. de ciclismo y una maratón, sin pausa ni descanso: el que desde entonces sería conocido como el "Ironman" de Hawai. Lo que entonces fue una proeza y se mitificó hasta lo indecible, pareciendo accesible solo a una minoría, hoy en día no lo es tanto. Ironman es una franquicia que tiene pruebas repartidas por todo el mundo, cada una de las cuales congrega a miles de triatletas que consiguen el ansiado título de "finisher" (que traduciríamos algo así como "el que acaba"), independientemente de que tarden las 8 horas de los vencedores o las 17 que da como máximo la organización.

Pero el triatlón es mucho más que la franquicia. No solo porque hay triatlones sobre la mítica distancia que no pertenecen al circuito Ironman, sino porque el este deporte ha evolucionado en multitud de modalidades, que, sumadas a las diferentes distancias sobre las que se disputan, se ha conseguido que sea asequible para cualquier persona que guste de la actividad física.

El reconocimiento más importante para el triatlón llegó en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. Parecía increíble que un deporte que apenas tenía 15 años de existencia tuviera tal atractivo como para entrar en el calendario de la mayor manifestación deportiva. Pero así era, se le daban al gran público nuevos héroes, los nuevos "deportistas completos."

El mérito del triatlón, sin ninguna duda, ha sido poner al alcance de cualquiera otro mito, el del deportista completo, hasta ese momento encarnado en los pocos elegidos que afrontaban la disciplina atlética más admirada, el decatlón. ¿Quién podía, no solo participar, si no tan solo preparar, una modalidad en la que se corre, se salta y se lanza para llegar a ser un deportista "10"? Pero llegó el triatlón, el deporte que conjugaba los tres deportes individuales más populares, los que por separado eran los más admirados. Sin duda, ser el mejor en una competición consistente en nadar, rodar sobre una bicicleta y después correr, debía diferenciar a los mejores deportistas. Y sin embargo, cualquiera podría intentarlo.

¿Cualquiera? Si la distancia Ironman no era asequible para la mayoría, y tal vez ni siquiera lo estaba la olímpica (1500-40-10), habría que conseguir que cualquiera se pudiera marcar su reto, habría que facilitar que, independientemente de su nivel de entrenamiento, todos pudieran iniciarse en unas distancias que pudieran afrontar. Nació la distancia sprint (750-20-5). Incluso se facilitó aún más y, a pesar de no ser distancias oficiales, se comenzaron a organizar triatlones de distancias menores, de "promoción". Si, salvo fuera de determinados entornos, la natación era un problema para un buen número de deportistas, habría que diseñar algunos triatlones más asequibles, con segmentos de natación no superiores a 400 metros. Si bien se desvirtuaba algo la prueba, con cierta descompensación en contra de la natación, lo cierto es que esta fórmula rápidamente se mostraría como un buen reclamo para muchos triatletas en potencia. Cualquiera podría participar. Así nació la Liga Aragonesa de Triatlón Cros, que ha demostrado ser, en sus cinco ediciones, el motor de la promoción de este deporte en Aragón.

Pero la inquietud de muchos organizadores y las necesidades del propio deporte, hicieron que el triatlón no solo derivara en las distancias, también en la composición de los segmentos. Así, desde un principio nacieron nuevas modalidades, con mayor o menor éxito: duatlón, que cuajó rápidamente por ser la opción al triatlón cuando la climatología impedía nadar; triatlón blanco, que evolucionó hacia el triatlón de invierno; quadriatlón, que se mantiene casi de manera casi testimonial.

Y fue Aragón uno de los primeros lugares en los que se dio un paso más. La bicicleta de montaña estaba teniendo un auge increíble en detrimento de la bicicleta de carretera, cuyo uso tenía que limitarse al asfalto y para muchos aficionados empezaba a quedar algo relegada. Así que nació el duatlón de montaña y fue en 1992 cuando en Calatayud y en el Stadium Casablanca de Zaragoza se organizaron dos de los primeros duatlones de montaña que se conocen. Ya no había excusa, cualquiera podría participar en el deporte combinado. Los dos Campeonatos de España disputados en Calatayud de manera consecutiva en 1999 y 2000 refrendarían esta modalidad, que puede tener su espaldarazo definitivo en 2007 con el Campeonato de Europa.

Pero nadie se olvida de como empezó la historia y para muchos, iniciarse alguna de las modalidades del triatlón, ha sido la mejor excusa para al menos soñar con el reto: ser "Finisher". Independientemente de que empezaran por una competición de duatlón cros, por un triatlón de promoción o por una prueba de mayor envergadura, todos se plantean mejorar en su peor segmento y llegar lo más lejos posible.



 


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